Una buena pieza audiovisual siempre es un reto, y si tienes que hacerlo sin interferir en el frenético ritmo de un evento como el Festival de Pedralbes o la agenda de una actriz como María León, más todavía
Las producciones audiovisuales siempre son retos complicados de encarar, en los que requieres un equipo competente, que se entienda y con buen ojo. Pero a veces, eso no es suficiente, ya que el tiempo y el presupuesto del cliente corren en tu contra. Una situación así nos encontramos en la pasada edición del Festival Jardins de Pedralbes, en la que grabamos diferentes clips promocionales para World Class Club, que celebraba una de sus famosas competiciones de coctelería en el incomparable marco de los Jardines de Pedralbes.
Lo hicimos y con nada menos que con María León como protagonista, además de un campeón mundial de coctelería de World Class y con uno de los responsables de los licores que patrocinaban la competición. Durante el Festival Jardins de Pedralbes, el recinto de Palau Reial está volcado con la organización y cerrado al público; todo se controla, con lo que nuestro acceso estaba muy limitado a ciertas horas, así que tanto la preproducción como la preparación del día de rodaje tuvimos que hacerlas con lo poco que estuvo en nuestras manos.
Afortunadamente, estamos listos para adaptarnos a las condiciones que nos encontremos, aunque la luz natural no nos favoreciera, el set no estuviera lo preparado que necesitáramos y el tiempo jugara en nuestra contra. La coordinación y el buen hacer del equipo, en el que contamos con dos cámaras y un sonidista sobre el terreno para asegurar que la voz de María se oyera a la perfección.
Antes de que el festival abriera sus puerta, a última hora de la tarde, fuimos capaces de grabar escenas y recursos para montar posteriormente cuatro clips, en dos sets distintos, y con la interacción y apoyo de distintos coprotagonistas y el personal del festival. A pesar de disponer de las horas de luz más duras de la tarde y jugar a contrarreloj, salimos de los Jardines de Pedralbes con la certeza del trabajo bien hecho. O la mitad, al menos.
Al día siguiente, el cliente nos pidió unos timings de entrega casi inasumible, para el nivel de la producción que requerían, y teniendo en cuenta que necesitábamos coordinar la posproducción de imagen y de sonido, y materializar el montaje de todo ello. La guinda del pastel fue la subtitulación, que tampoco estaba en programa. En pocas jornadas, con fin de semana de por medio, conseguimos sacar adelante cuatro piezas montadas en tiempo récord, con subtítulos, etalonaje y edición de audio. Algo imposible sin un equipo muy capaz y muy bien organizado.